Esta obra de Chagall resulta fascinante para los chicos, está colmada de imágenes poéticas por descubrir.
Con quinto grado realizamos una tarea de apreciación en la que vamos enumerando las cosas que encontramos, las escribimos en el pizarrón, repasamos dónde se ubica cada objeto y personaje, jugamos a adivinar el título y finalmente la obra desaparece y lápiz en mano les propongo que dibujen lo que recuerdan, a su manera, tratando de respetar las ubicaciones.
Aclaro que es un juego y que no es necesario que realicen grandes obras ya que es un juego de memoria (de esta manera descomprimo la presión que produce trabajar a partir de la obra de un gran artista)
Sólo dibujamos hasta que llega el recreo. Toca el timbre y me dan la hoja.
Cada tanto el libro mágicamente se abre y les dejo espiar un poquito, pero rápidamente se cierra.
Cada año la frescura de las imágenes logradas es maravillosa. Comparto algunas de ellas:
En la clase siguiente devuelvo los trabajos y les propongo dibujar "Buenos Aires desde la ventana", las producciones son maravillosas, esta vez utilizando color.
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